Así que estaba en Nueva York, pensando dónde pasar mi cumpleaños. La Gran Manzana no me convencía, así que tuve esta idea loca: ¡irse a Miami sin conocer a nadie! Agarré un vuelo y, sin planear nada, aterricé en la tierra del sol.
En Miami, decidí probar Couchsurfing. Básicamente, es quedarte en casa de alguien que no conoces. Suena arriesgado, lo sé, pero valió la pena. Conocí a gente genial que se sumó a mi fiesta improvisada.
La ciudad era pura fiesta. Gente guapa por todas partes, un olorcito a dinero y alegría en el aire. Y la playa, ¿puedo hablar de esa playa? Arena dorada y olas azules que te dejaban sin aliento.
Mi cumple no tuvo una tarta normal, pero sí risas y aventuras inolvidables. Miami me dio más de lo que esperaba: no solo fiesta, sino también calor humano de los que, como yo, se animaron a lo desconocido.
Miami, con tu sol y tus noches interminables, conquistaste mi corazón. Esta escapada fue un recordatorio de que las decisiones locas a veces son las mejores. Miami, no es un adiós, ¡sino un hasta luego! 🌴☀️✨